1. Cuando nos enfrentamos a un libro lo primero es saber qué pretenden sus autores. Cualquier bus urbano tiene un recorrido y termina en una estación, casi siempre en el extrarradio de la ciudad. ¿Este libro a dónde nos lleva?

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Maria Elena:

Pretendemos profundizar en los hechos acaecidos con la llegada de los españoles al Perú, ese momento trascendental en la historia, de todo los países de América. Unos pocos europeos entran en contacto con las civilizaciones nativas, dos de ellas eran grandes Imperios: los aztecas en México y los incaicos con centro en Cusco, dominaban el actual Perú, el norte de Chile y parte de Bolivia y Ecuador. 

Ese encuentro es -sobre todo- dramático por las enfermedades, mortales para los nativos, llevadas por los españoles. De las consecuencias de esos microbios no se puede culpar a los visitantes, ni, de ninguna manera, a los originarios, ellos no tenían las defensas adecuadas para combatir esos gérmenes nocivos, y algunos, como la viruela, llegaban a causar la muerte.

Nos centramos en la vida de las gentes de una Aldea durante el Imperio Incaico y la llegada de Pizarro y sus hombres al Perú. Todo  se ve y analiza desde la perspectiva de dichos nativos, habitantes de una población, situada a orillas del río Virú. De esa Aldea no se han encontrado vestigios arqueológicos, pues es una ficción literaria, aunque se ha identificado: el río, las cascadas de los guacamayos, el bosque de los Algarrobos y por supuesto, el Cerro Saraque donde deberían tener sus terrazas de cultivo.


Pedro: 

Es por todos sabido como al llegar Pizarro, encontró el Imperio Incaico al borde de la guerra civil.  Dos hermanastros con aspiraciones, a suceder a su padre, como Inca Supremo se enfrenta: Atahualpa y Huáscar. Es confusa la situación, para algunos, Huayna Cápac dividió el Imperio dejando a Huáscar reinando en el Cusco y a Atahualpa en Quito, cuando murió el primer designado.

Para otros cronistas e historiadores,  Huayna Cápac  no nombro sucesor a ninguno de los dos, cuando murió, ellos eran solo sus delegados: uno en la parte Norte del Imperio (Quito) y otro en la del Sur (Cusco).

Los españoles se encontraron en medio de aquella situación explosiva. El Tahuantinsuyo se extendía sobre numerosas etnias, sometidas por los incaicos, pocos años antes: chinchas, chimús, cañaris, chachapoyas y, por tanto, dispuestos a ayudar, a los nuevos elementos en el tablero político: aquel pequeño grupo de desarrapados ambiciosos, a derrotar a los Incaicos y librarse de su dominio. Tenían muy recientes las heridas personales y las muertes de familiares y amigos al enfrentarse al invasor incaico

Atahualpa mandó matar a Huáscar, los españoles juzgaron y mataron a Atahualpa. Quedaron dos ejércitos poderosos enfrentados aunque descabezados. Pizarro según el ejemplo de Hernán Cortes, apresó al jefe supremo divinizado y empezó la descomposición. El desenlace fue vertiginoso. El mayor Imperio de América desapareció casi tan rápido como había surgido.



A orillas del Virú - 2021
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