9. Durante años ¿la conquista de América del Sur ha estado rodeada de una triste leyenda negra?.

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María Elena: 

Hemos de recordar en primer lugar: no es casualidad que esa Leyenda la pusieron en marcha y la difundieron algunos políticos y publicistas ingleses. 

Tenían varios motivos: tal vez el más importante era la envidia. 

En ese momento el Imperio Español se extendía por todo el mundo, empequeñeciendo al Imperio Inglés dominador de todos los mares en los últimos años, ahora la flota inglesa dejaba de ser invencible. Pero tal vez el motivo más relevante era ocultar la actuación de Inglaterra en Norteamérica: si los españoles masacraban a los nativos, la actuación de los ingleses era mucho más exterminadora como se demuestra con datos.

En Norteamérica, los nativos son minorías y recluidos en Reserva. Además, en estos territorios acotados, malviven apenas 2 millones de personas. Entre ellos la tasa de suicidios es alta; mientras lacras como el tabaquismo, la drogadicción y la ludopatía imperan, causado por la abolición de impuestos al tabaco y a la libertad para instalar casinos. Entre ellos siempre ha sido muy difícil la integración y muy poco significativo el mestizaje. Si eso es así en la actualidad ¡Para los ingleses recién llegados era impensable unirse con las nativas! La actitud de españoles y portugueses fue radicalmente distinta.

En la actualidad vemos en las naciones de Sudamérica -más del 25% son nativos en Ecuador, Perú y Bolivia- en el Perú, casi 8 millones de andinos. 

En el caso del Perú, algunos conquistadores actuaron con excesiva crueldad, es necesario no olvidar la situación real de los nativos en su relación con el imperio Incaico. 

Los Cañaris del actual Ecuador y los Chimús del Norte de Perú no eran las únicas tribus sometidas a sangre y fuego por el ejército incaico. La expansión del Imperio se hizo ocupando gran parte de América del Sur. Desde el Cusco se extendió por los territorios de los actuales países del Perú, Ecuador, la parte norte de Argentina y Chile, el occidente de Bolivia y la parte sur de Colombia. Un imperio inmenso, que habían dejado mucha gente, buscando venganza por la muerte de familiares o por sus personales heridas, en las batallas defendiendo sus casas y sus familias. Demasiados enemigos en un momento crucial.

Pedro: 

Hay un personaje llamado Diego, llegó en el tercer viaje de Colón como grumete y -como el mismo dice- se quedó como granuja. Tuvo la suerte de ser educado por una familia de españoles que le dio su apellido. Después de participar en la conquista con Pizarro llegó a la Aldea. Enamoriscado por la hija de la MAMA-COYA, le declaró durante una conversación:

-Mira Sulata, yo no tengo por qué defender a nadie, solo puedo hablar de lo que conozco, y te digo: es frecuente que esa gente endurecida en miles de situaciones negativas desarrolle muchos problemas de inseguridad, en algunos casos como reacciones desproporcionadas por el caos de su vida. Muy solitaria y sin el arraigo en una familia, que nunca tuvieron o han abandonado antes de salir de España. No es de extrañar que algunos enloquezcan de tristeza. Y se dejen llevar por el miedo irracional a perder lo que tienen y que en el pasado nunca habían tenido, ante esa posibilidad se comporten con brutalidad. Esto no justifica nada, pero a mí me parece que explica algunas actuaciones terroríficas.

En otra ocasión no duda en afirmar: en los primeros viajes, los que venían, en su mayoría estaban huyendo de la justicia por haber cometidos robos y hasta asesinatos en España. Podemos expresar que eran lo peorcito de la sociedad española. Luego empezaron a llegar gentes mucho más digna, porque para plantearse un viaje de esas características, debían ser de los mejores y más preparados.

Las conquistas no las hicieron soldados disciplinados, sino gente, en su mayoría, sin ninguna experiencia militar. Se organizaron como grupos de bandoleros, en torno a aquellos que, por tener dinero, suerte o valor personal, se convirtieron en jefes. Se lanzaba a pelear por el oro con la desesperación del hambre. Porque eran pobres, muy pobres todos y casi todos con su honor cargado de deudas, quien no debía su espada, tendría que responder por su coraza, pues para equiparse se habían endeudado. Las riquezas que robaban no eran nunca suficientes, además se le gastaba muy rápido, pues las cosas apremiantes, inevitablemente se vendían al precio de kilos de oro: un caballo, una espada toledana, zapatos de cuero, se convirtieron en bienes más preciados que el oro y la plata. Eran frecuentes las peleas sangrientas, los odios y las envidias entre los conquistadores.


A orillas del Virú - 2021
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